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Duelo

¿Qué es el duelo?

La palabra duelo significa varias cosas al mismo tiempo. Por un lado, es la sensación de haber perdido algo valioso, pero también comprende las respuestas físicas, emocionales y espirituales que se siguen a la pérdida y además el trabajo psicológico para lograr desligarse de alguien o algo que ya no está. No existen etapas claramente definidas en el tiempo que todos los dolientes deban cumplir. Sin embargo, se puede hablar de tres momentos:

1. Choque: Es la primera reacción ante una noticia devastadora. Es por momentos, creer que las cosas no están sucediendo, que no son reales. Es como si no se lograra conectar la reacción emocional con las demás esferas del funcionamiento global y se actúa como en “automático”. En tanto más intempestivo e inesperado el acontecimiento doloroso, más prolongado este primer momento del duelo.

2. Enfrentando la ausencia: En este momento se hace clara la ausencia y la pérdida de lo querido. Para este momento todo lo recuerda, se experimenta un sentimiento de agonía, de dolor en el alma, con respuestas físicas como llanto, sensación de opresión torácica, vacío. La preocupación por lo perdido puede ser permanente, casi obsesiva. Los recuerdos de lo vivido, con imágenes que invaden la mente, el sentimiento de no ser el mismo de antes y de no ser capaz de recuperarse son frecuentes.

3. Reorganización y restablecimiento: Todo duelo debidamente elaborado debe llegar a un final. Este final no es sinónimo de olvido sino de un momento en el cual se alcanza un nivel de elaboración que permite de nuevo experimentar alegría, interés por las cosas de la vida cotidiana y con posibilidad de construir el futuro con esperanza.

¿Cómo es un duelo normal?
Un duelo normal es aquel en el cual la persona logra vivir la tristeza de la pérdida y con el tiempo recuperarse y continuar con su vida de cara al futuro, siendo capaz de vincularse afectivamente con nuevas relaciones y proyectos.

¿Cuáles son los comportamientos normales en un duelo?
La lista de comportamientos normales en un duelo es extensa y variada. Estas conductas se pueden describir en cuatro categorías generales: a) sentimientos, b) sensaciones físicas, c) pensamientos y d) conductas.

a) Sentimientos
  • Tristeza: es el sentimiento más común encontrado en las personas en duelo y es de sencilla comprensión. No siempre tiene que manifestarse a través del llanto, aunque éste es frecuente principalmente en las mujeres.
  • Enfado: se experimenta con mucha frecuencia después de una pérdida. Puede ser uno de los sentimientos más desconcertantes para la persona que experimenta la pérdida y de él pueden surgir muchos de los problemas del proceso del duelo. El enfado proviene de dos fuentes. La primera de ellas es la sensación de frustración ante el hecho de que no había nada que se pudiera hacer para evitar la pérdida y segundo del sentimiento de desamparo y de incapacidad de existir sin lo perdido. En algunas ocasionas el enfado se dirige hacia otra persona y se la culpa de lo ocurrido. Esto es común en nuestro medio donde tantas pérdidas y duelos son debido a la violencia. Por esto es muy importante trabajar en este sentimiento porque una de las dificultades más peligrosas del enfado es la postura de dirigirlo hacia otros, o hacia uno mismo, generando incluso conductas de suicidio.
  • Culpa y reproches personales: La culpa y reproches son frecuentes y se experimentan tanto por acción como por omisión, esto es, por lo que se hizo o no se hizo, por lo que se dijo o no se dijo, por cómo se comportó o no se comportó con lo perdido.
  • Ansiedad: la cual puede oscilar desde una ligera sensación de inseguridad hasta ataques de pánico.
  • Otros sentimientos frecuentes son la soledad, alivio, emancipación.
b) Sensaciones físicas: Son numerosas y muchas veces son pasadas por alto, pero tienen un papel importante en el proceso del duelo, pues es la forma como el cuerpo expresa lo que se vive. A veces estas sensaciones físicas son causa de preocupación y hace que las personas vayan al médico.
  • Vacío en el estómago.
  • Opresión en el pecho.
  • Opresión en la garganta.
  • Hipersensibilidad al ruido.
  • Sensación de despersonalización: “camino calle abajo y nada parece real, ni siquiera yo”.
  • Sensación de falta de aire.
  • Debilidad muscular.
  • Sensación de falta de energía.
  • Sequedad de boca.
c) Pensamientos: Existen diversos patrones de pensamientos diferentes que marcan la experiencia del duelo. Ciertos pensamientos son normales en las primeras fases del duelo y generalmente desaparecen después de un breve tiempo. Pero a veces persisten y aparecen sentimientos que pueden terminar en una depresión o un problema de ansiedad.
  • Incredulidad: suele ser el primer pensamiento, especialmente cuando la pérdida es súbita. La persona se dirá a sí misma: “sigo esperando que alguien me despierte y me diga que estoy soñando”.
  • Confusión: muchas personas que sufren una pérdida reciente dicen que su pensamiento es muy confuso, que no logran ordenar sus pensamientos, que tienen dificultad para concentrarse o que olvidan las cosas.
  • Preocupación: a menudo los pensamientos se tornan obsesivos, con dudas que no se lograrán ya resolver o con imágenes de dolor, sufrimiento o agonía.
  • Sensación de presencia: la persona en duelo puede pensar que el ser que ha perdido aún está cerca. En una dimensión no conocida pero existente.
d) Conductas: Existen ciertas conductas que se asocian a los duelos normales, como trastornos del sueño y del apetito o distracciones y aislamiento social.
Los duelos son diferentes entre sí, es casi imposible que una persona personas presente dos duelos idénticos. Se experimenta duelos de diferente intensidad y manifestación, esto dependerá de la naturaleza del apego y de quien era la persona. Es importante recalcar que la naturaleza del apego esta influenciada por la fuerza del apego, la seguridad que se brindaba, la ambivalencia y conflictos en la relación, tipo y forma de perdida, antecedentes históricos de quien elabora el duelo y variables personales como la personalidad, religión, entorno social y estrés simultaneo.

¿Cómo se sabe si un duelo se está elaborando de forma adecuada?
Para saber si un duelo está progresando adecuadamente o si existen signos que hagan suponer un duelo enfermizo o problemático se debe tener en consideración una variable esencial: el tiempo. Muchas cosas que son normales en los primeros días y semanas luego de que ocurra la pérdida deben ir mejorando o desapareciendo en el paso del tiempo. No es posible además determinar cuánto tiempo le va a tomar a una persona determina elaborar un duelo. En una misma familia se puede observar claramente estas diferencias. Posiblemente lo más importante es que cada persona vaya a su propio ritmo sin quedarse “estancado” en una etapa y que alcance los siguientes logros:
  • Aceptar la realidad de la pérdida.
  • Experimentar el dolor.
  • Adaptarse a la nueva vida con ausencia de lo perdido.
  • Ser capaz de continuar con la vida, construyendo de forma esperanzada el futuro.
¿Qué recomendaciones se le puede dar a quien experimenta una pérdida y vive un duelo?
  • Evitar imponerse una actitud de gran fortaleza.
  • Evite tomar decisiones importantes.
  • Evite involucrarse en relaciones amorosas rápidamente.
  • Evite dejar intactas los objetos y pertenencias de quien falleció.
  • Evite idealizarlo y construirle “altares”.
  • Evite recurrir a medicamentos o sedantes sin prescripción médica para estar tranquilo o “calmado”.
  • Evite aislarse de su núcleo familiar o de amigos.
  • Evite refugiarse en la bebida, cigarrillo, drogas o en el juego.
Claves para identificar un duelo complicado y patológico:
  • Cuando habla de su pérdida lo hace con gran intensidad como si fuese reciente.
  • Cosas menores disparan reacción intensa de dolor.
  • Objetos y ambientes intactos. Ejemplo: el cuarto del hijo permanece igual a como lo dejó, cinco años después de su muerte.
  • Síntomas físicos similares a los del fallecido.
  • Cambios radicales en la vida.
  • Larga depresión subclínica.
  • Imitar a la persona muerta.
  • Conductas autodestructivas.
  • Fobia acerca de la enfermedad y muerte del difunto.
Las pérdidas afectivas y los duelos son experiencias comunes a todos los seres humanos. Estas experiencias, aunque dolorosas tiene la posibilidad de dar una nueva perspectiva a la vida y permiten descubrir lo verdaderamente importante y valioso de ella. Sufrir parece ser un ingrediente necesario en el ejercicio de vivir. Lograr adecuada adaptación e integración de estas pérdidas y duelos dentro del ciclo vital es una necesidad de todos los seres humanos.